¿Por qué aislar?
Con el paso de los años las estructuras envejecen, comienzan a producirse fallos de diversa gravedad que merman la eficiencia en el mismo.
Erosión de materiales, composiciones inestables, surgimiento de grietas y accesos no controlados… pueden incrementar los gastos de mantenimiento de forma importante afectando, además, a factores fundamentales como la salud o la comodidad en el hogar.
Un buen aislamiento supone una barrera efectiva contra la pérdida de calor y el frío, por su composición y capacidad aislante controlan de forma efectiva éstas pérdidas y escapes logrando mantener una temperatura ideal en casa estancia.
Una correcta instalación de aislamiento térmico consigue ofrecer un óptimo rendimiento energético en la vivienda, optimizando el consumo y aprovechando su uso mediante un cerramiento controlado de la temperatura.
Medidas como apagar las luces, desenchufar aparatos eléctricos o bajar los niveles graduales en ciertos electrodomésticos no son soluciones eficaces sin un buen aislamiento, son sólo opciones secundarias que apenas se harán notorias en resultados de ahorro y eficiencia.
El aislamiento térmico supone una inversión de futuro, con resultados inmediatos y medibles.
Las pérdidas de temperatura en la vivienda no sólo se producen a través de las aberturas en puertas y ventanas, sino también por los materiales planteados en la construcción.
Ciertas composiciones en paredes y techos fomentan las pérdidas térmicas incrementando, como resultado, los gastos y el consumo.
Así lo muestran los resultados de estudios en cuanto a pérdidas de calor en el hogar; situando hasta en un 30% las pérdidas derivadas de puertas y ventanas, un 25% causadas por techos y hasta un 28% en muros y fachadas.
Aislando la vivienda mantendrás una temperatura más uniforme y regular, indiferentemente del periodo estival, y reducirás el consumo manteniendo la temperatura en la zona sin pérdidas ni escapes.
¿Algo mejor que estar cómodo mientras ahorras en la factura energética?